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Lucciole nella terza natura

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Viasaterna presentó en 2020, Lucciole nella terza natura, el primer solo show de Cristóbal Gracia (Ciudad de México, 1987) en Italia, en colaboración con Bikini Art Residency donde realizó una residencia a finales de 2019. La exposición incluyó una serie de piezas producidas durante el periodo de su residencia, que involucraba diversos medios como escultura, dibujo y fotografía, a través de los cuales el artista reflexionó sobre los paradigmas de la cultura dominante de occidente, su masificación y sobre el rol activo de cuestionamiento que tienen las artes.

Inmerso en el Lago Como como contexto físico y cultural, el artista se involucró con los imaginarios proyectados sobre su paisaje idílico; un escenario que actúa como convergencia entre la nostalgia neoclásica y las mitologías contemporáneas.

Dentro de este contexto el artista identificó la idea de la tercera naturaleza como una presencia constante desde el renacimiento hasta la actualidad, representada por las grutas manieristas, las esculturas de concreto y las construcciones decorativas encontradas a lo largo de los paisajes, jardines y villas.  Partiendo de estos elementos, Gracia estableció un discurso sobre las posibilidades de la reforma sensible y simbólica, cuestionando la morfología de la cultura y las configuraciones del poder.

Los medios utilizados por Gracia están a menudo anclados al contexto y territorio de la producción. El acercamiento colaborativo adoptado por el artista le permitió explorar múltiples procesos, desde lo artesanal a lo industrial, de lo análogo a lo digital. A partir de ello, Lucciole nella terza natura, combina escalas, materiales, medios y técnicas: esculturas de técnica mixta, una serie de fotografías, una serie de dibujos e impresiones sobre seda. Las fotografías son composiciones, encontradas o escenificadas, que contribuyen a la narrativa del artista como evidencia o escenografías teatrales. Las tres esculturas, a las que se puede referir como grutas vivientes, hechas de concreto y llamadas De Mostris, toman formas de una serie de elementos asociados y estratificados como partes de estatuas de concreto, mobiliario de jardín, monumentos piramidales y arquitectura racionalista italiana. Otras esculturas, que tomas formas de estalactitas, los imperdibles protagonistas de las grutas, una sedimentación de significaciones elaboradas en vidrio vaciado con bases que imitan las texturas del concreto y la piedra. La mezcla de vidrios, que genera cambios en las tonalidades con la luz artificial, busca reproducir la fascinación que nos provoca la visión de las luciérnagas.

Las luciérnagas fueron escogidas por el artista para representar la idea de inocencia y resistencia. La presencia enigmática irradia luz y esperanza sobre la travesía de reflexión del proyecto, refiriéndose a La supervivencia de las luciérnagas (2010), una contrapropuesta de Georges Didi-Huberman al nihilismo pesimista de Pasolini en su texto L’articolo delle Lucciole (Corriere della Sera, 1 de febrero de 1975).

Desde el Lago Como, el artista revierte la posición exótica para crear una intersección de encuentros. Al transformar nuestra perspectiva, nos permite repensar las referencias simbólicas y generar nuevas propuestas estéticas. El acto de resistencia de Gracia existe en el rechazo de los efectos seductivos y en la investigación de la belleza no convencional, que al desafiarnos, nos deja en un constante cuestionamiento.

Viasaterna presented Lucciole nella terza natura, the first solo show of Cristóbal Gracia (Mexico City, 1987) in Italy, in collaboration with Bikini Art Residency. The exhibition included a series of pieces produced during the period of the residency, involving multiple media such as sculpture, drawing, and photography, where the Mexican artist reflected on the paradigms of western dominant culture, its massification, and on Art’s active questioning role.

Immersed in Lake Como as a physical and cultural background, the artist engaged with the imaginaries projected onto this idyllic landscape; a scenery that acts as a convergence for neo-classic nostalgias and contemporary mythologies.  

In this context, the artist recognized the idea of terza natura as a constant presence from the renaissance to present, best represented by mannerist grottos, concrete statues and decorative constructions found within landscapes, gardens, and villas. From these elements, Gracia established a discourse on the possibilities of reforming the sensible and the symbolic, questioning the morphology of culture and the configurations of its power.

The techniques employed by Gracia are often anchored to the context and the territory of production. The collaborative approach adopted by the artist allows him to explore multiple processes, spanning from handicraft to industrial and from manual to digital. Therefore, Lucciole nella terza natura combines a wide range of scales, materials, and media: mix­medium sculptures, a series of photographs, a series of drawings and a silk printed fabric. The photographs are compositions, found or staged, which contribute to the artist’s narrative as evidence or theatrical sets. Three sculptures can be referred as “living grottos”, made of concrete and named De Monstris, taking shape from a layering of associated elements such as concrete statues, garden furniture, pyramidal memorials, and rationalist architecture. Other sculptures are stalagmites, a grotto’s unmissable protagonist, sedimentations of meanings made of casted glasses with concrete stone-­like bases. The mixture of glasses, that has the propriety to change color through artificial lightning, recalls the fascination sparked on us by the sight of fireflies.

The Lucciole are chosen by the artist to represent the idea of innocence and resistance. This enigmatic presence radiates light and hope on the exhibition’s reflective journey. It refers to La survivance des lucioles (2010), Georges Didi-Huberman’s response to the pessimist nihilism of Pasolini’s L’articolo delle Lucciole (Corriere della Sera, 1th of February 1975).

From Lake Como, the artist reverses the exotic’s position aiming to create intersectional encounters. Our perspective is changed, allowing us to rethink our symbolic references and perhaps shape new esthetical forms. Cristóbal Gracia’s act of resistance resides in the rejection of seductive effects and on the research of a brave unconventional beauty that can derange or challenge but constantly leaves the viewer with open questions.

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